En el Evangelio según san Lucas (6,12-19), Jesús pasa la noche en oración antes de escoger a los Doce, llamados a ser fundamento de su Iglesia. Luego, desciende al llano donde una multitud lo busca para escuchar su palabra y recibir sanación.
El relato de este martes, 9 de septiembre, de la XXIII semana del Tiempo Ordinario, presenta un momento decisivo en la misión de Jesús. Antes de tomar una decisión trascendental, se retira al monte y dedica la noche entera a la oración, en íntima comunión con el Padre.
Con la llegada del día, convoca a sus discípulos y elige a doce de ellos, a quienes da el nombre de apóstoles: Simón Pedro y Andrés, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo y Tomás, Santiago hijo de Alfeo y Simón el Fanático, Judas hijo de Santiago y Judas Iscariote, quien lo traicionaría.
Después de la elección, Jesús desciende con ellos a un lugar llano donde lo espera una gran multitud, procedente de Judea, Jerusalén y de regiones costeras como Tiro y Sidón. Todos habían acudido para escucharlo y ser curados de enfermedades y espíritus impuros. El texto destaca que de Él “salía una fuerza que sanaba a todos”, subrayando su poder salvador y misericordioso.
El Evangelio recuerda la centralidad de la oración en la vida cristiana y muestra que toda misión auténtica nace de la comunión con Dios. Jesús no solo llama a sus apóstoles a seguirlo, sino que también ofrece al pueblo su palabra y su poder sanador, que alcanza y transforma a quienes se acercan con fe.